3 – Historia antigua del pueblo de Israel

EL ENIGMA ISRAELEl origen de la Historia del pueblo de Israel se remonta a los días del patriarca Abraham. Como sabemos por la narración del Génesis,  Abran no tenía hijos de Sara y Dios le dio la promesa de tener un hijo cuando eran muy mayores. El profeta Isaías lo dijo así:

Mirad a la piedra de donde fuisteis cortados, y al hueco de la cantera de donde fuisteis arrancados. Mirad a Abraham vuestro padre, y a Sara que os dio a luz; porque cuando no era más que uno solo lo llamé, y lo bendije y lo multipliqué (Isaías, 51:1-2).

Y el autor de los Hebreos nos dice que:

Por la fe también la misma Sara, siendo estéril, recibió fuerza para concebir; y dio a luz aun fuera del tiempo de la edad, porque creyó que era fiel quien lo había prometido. 12Por lo cual también, de uno, y ése ya casi muerto, salieron como las estrellas del cielo en multitud, y como la arena innumerable que está a la orilla del mar (Hebreos, 11:11-12).

Eretz Iszrael (2)De la familia de Abraham y Sara nació Isaac, el hijo de la promesa, que dio a luz de Rebeca a Jacob padre de los doce patriarcas de la nación hebrea.

De esta descendencia nacería el Mesías, de la tribu de Judá, a través del cual Dios bendice a todas las familias de la tierra. Por tanto, Dios escogió a un hombre, una familia, le dio la promesa de tener un hijo de quién surgiría una nación y un pueblo a través del cual se revelaría a todas las naciones de la tierra. La soberanía de Dios estableció que a través del pueblo de Israel se manifestaría al mundo, les daría la Torah y el Mesías para traer salvación a todos los confines de la tierra. Ese es el origen del pueblo de Israel y su propósito esencial dado por Dios.

Sin embargo, Israel se apartó una y otra vez de ese propósito principal, se alejó del pacto que Dios había hecho con ellos en el Sinaí y recibió los juicios anunciados en la Ley dada a Moisés. Los profetas fueron enviados al pueblo para hacerlos volver del error de su camino, anunciaron el juicio de Dios contra su pueblo y también los tiempos de restauración. La Biblia nos cuenta los diversos procesos de esta historia única en la Historia de la Humanidad hasta la llegada del Mesías Redentor, Jesús de Nazaret, nacido por el Espíritu Santo de una mujer judía, criado como judío en la ciudad de Nazaret y manifestado al pueblo como Salvador.

ReemplazoNosotros, gentiles, hemos sido injertados en la Historia de Israel, en sus pactos y sus promesas, hemos sido hechos partícipes de la familia de Dios (Abraham y Sara), y por la fe en Jesús hemos venido a ser hijos de Abraham, padre de todos los creyentes. Por tanto, la Historia de Israel es también nuestra historia, hemos venido a participar de la rica savia del olivo, la herencia de una fe manifestada en Abraham, los patriarcas, los profetas y el Mesías.

Debemos entender que Israel nunca ha dejado de ser el pueblo de Dios, que no ha sido desechado por Dios; aunque la llamada historia de la iglesia ha enseñado que Israel fue desechado por rechazar el Mesías (argumento falaz como veremos más adelante) y que ahora ocupa su lugar; las Escrituras muestran que eso no ha sido así. Como anticipo veamos lo que dijeron al respecto el profeta Jeremías y el apóstol Pablo.

Así ha dicho Adonai, que da el sol para luz del día, las leyes de la luna y de las estrellas para luz de la noche, que parte el mar, y braman sus ondas; el Señor de los ejércitos es su nombre: Si faltaren estas leyes delante de mí, dice Adonai, también la descendencia de Israel faltará para no ser nación delante de mí eternamente. Así ha dicho Adonai: Si los cielos arriba se pueden medir, y explorarse abajo los fundamentos de la tierra, también yo desecharé toda la descendencia de Israel por todo lo que hicieron, dice Adonai (Jeremías, 31:35-36)

Digo, pues: ¿Ha desechado Dios a su pueblo? En ninguna manera. Porque también yo soy israelita, de la descendencia de Abraham, de la tribu de Benjamín. No ha desechado Dios a su pueblo, al cual desde antes conoció… Así que en cuanto al evangelio, son enemigos por causa de vosotros; pero en cuanto a la elección, son amados por causa de los padres. Porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios (Romanos, 11:1,28,29).

Dicho esto y teniendo como base la soberanía de Dios y que Israel no ha sido desechado ni reemplazado por la iglesia, sino mas bien que nosotros gentiles hemos sido injertados en el buen olivo, podemos mirar la Historia de Israel como nuestra historia, sabiendo que no hay diferencia entre judío y griego, que «las cosas que les sucedieron son ejemplos para nosotros y están escritas para amonestarnos a nosotros, que vivimos en estos tiempos finales. Así que el que piensa estar firme, mire que no caiga» (1 Corintios, 10).

Un autor lo ha expresado así: «El pueblo de Israel es en su obediencia o desobediencia un reflejo de toda la Humanidad. Cuando lees de su fe, lees respecto a la tuya. Cuando lees de sus caídas, lees respecto a las tuyas, y cuando lees de su restauración, lees de la tuya. Y de todo ello fluye la sobreabundante gracia divina como un potente caudal sobre Israel como sobre ti».

 

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