Tierra, libros y mandato palestino

El CoránEl Corán dice que la tierra de Israel pertenece a los judíos

         Nunca lo reconocerán, pero los musulmanes que conocen el contenido del Corán saben lo que dice en la Sura 5:20,21 acerca de la tierra de Israel. Leamos:

         Y cuando Moisés dijo a su pueblo: «¡Pueblo mío! Recordad la gracia que Dios os dispensó cuando suscitó de entre vosotros a profetas e hizo de vosotros reyes, dándoos lo que no se había dado a ninguno en el mundo. ¡Pueblo mío! ¡Entrad en la Tierra Santa que Dios os destinó y no volváis sobre vuestros pasos; si no, regresaréis habiendo perdido» (Sura 5:20,21).

         En estos versos, además de reconocer que Israel es el pueblo de Dios, se declara que la tierra de Israel fue dada por el Señor a su pueblo escogido, que no es otro que Israel, a quien el mundo musulmán radical pretende exterminar de la tierra.

Libros de textoSobre los libros de texto palestinos

         Los libros de los escolares palestinos, pagados con el dinero de los contribuyentes de la Unión Europea, están infestados de odio, incitación a la violencia y del más absurdo negacionismo de la existencia de Israel y el pueblo judío. Nunca aparece el Estado de Israel en los mapas de los países árabes.

Mahmut AbásEl mandato superado del presidente Mahmud Abás

         No deja de ser paradójico que todo aquello que no pasamos a nuestros gobiernos europeos estemos dispuestos a perdonárselo a los palestinos. Debemos recordar que el presidente de la Autoridad palestina fue elegido para un mandato de cuatro años, y en estos momentos lleva en el cargo más de doce años, negándose a convocar elecciones, sabiendo que en el mismo momento que se celebren perderá su puesto a manos de los dirigentes de Hamás. Todas las encuestas dicen que este grupo conseguiría la mayoría.

         Este hecho supondría que el llamado proceso de paz sería aún más inviable, dado que los dirigentes del grupo terrorista, cuya ideología fundamentalista procede de los Hermanos Musulmanes, y en su constitución aparece la destrucción del Estado israelí como asunto prioritario e irrenunciable, haría imposible que ambas partes (judíos y palestinos) pudieran siquiera sentarse a negociar ningún acuerdo.

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