Fuego extraño


Incendios en Israel (3)Hace poco más de una semana que se han sofocado en Israel una sucesión ininterrumpida de incendios, en su mayoría provocados, que han causado grandes daños materiales, y una presión añadida sobre sus habitantes.

Todo ello ha tenido lugar ante nuestros ojos sin que los medios de comunicación internaciones le dedicaran ni un minuto de su atención. Definitivamente Israel no interesa cuando existe la posibilidad de hacernos copartícipes de su dolor, y por tanto, de la simpatía humana que suele acompañar momentáneamente las desgracias ajenas.

         Ha habido varios países que sí respondieron a la petición de ayuda de las autoridades israelíes para recibir medios que ayudaran a sofocar los incendios. De esta forma el viernes pasado por la mañana ya se habían apagado la mayoría de los incendios, dejando más de 20 personas heridas, 700 pisos dañados, 100 familias cuyas casas no se pueden habitar, docenas de vehículos destruidos, y miles de extensiones de arboles y vegetación reducidos a esqueletos negros. Aún no se ha estimado el coste financiero y el riesgo de más incendios que permanecerá hasta que las lluvias invernales vengan a humedecer el país.

         Incendios en IsraelSegún las autoridades judías estos incendios responden a una nueva estrategia de terrorismo árabe, puesto que la mayoría de los incendios han sido provocados por personas árabes israelíes, sin tener en cuenta que la destrucción del país afecta también a ellos. Lo que viene a significar una vez más que los palestinos no están interesados en la tierra, sino en su destrucción.

Se ha puesto de manifiesto cuál es el verdadero interés de quienes promueven un odio visceral y destructivo hacia Israel y su edificación en la tierra de sus padres, la tierra que fue prometida a Abraham, Isaac y Jacob. La tierra a la que ha de venir el Mesías anunciado, para reinar desde la ciudad de Jerusalén sobre todas las naciones.

Como iglesia de Dios debemos estar al lado del pueblo de las promesas para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio, puesto que, como está escrito, es necesario que el cielo reciba a Jesús hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo (Hechos 3:19-21).

Según la predicación del apóstol Pedro en la ciudad de Jerusalén, es tiempo de arrepentirnos y convertirnos, para que sean borrados nuestros pecados, para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio; lo cual acelerará la venida de Jesucristo que nos fue antes anunciado, a quien el cielo ha recibido «provisionalmente» hasta los tiempos de la restauración que está anunciada por los profetas de Israel. No olvidemos que una parte de esa restauración final tiene que ver con el regreso de los judíos a su tierra, hecho que se constató en el año 1948 con el advenimiento del nuevo Estado de Israel, para «resucitar» una tierra que estaba desolada, que ahora ha reverdecido, y que los enemigos del reino anunciado pretenden destruir; en este caso mediante incendios descontrolados.

Vivimos tiempos finales. Es hora de levantarnos del sueño, porque ahora está más cerca nuestra salvación que cuando creímos (Rom.13:11-14). En palabras del apóstol Pedro: Mas el fin de todas las cosas se acerca; sed, pues, sobrios, y velad en oración (1 Pedro 4:7). Oremos por la paz de Jerusalén. Sean prosperados los que te aman. Sea la paz dentro de tus muros, y el descanso dentro de tus palacios. Diré yo ahora: la paz sea contigo. Por amor a la casa de YHVH nuestro Dios buscaré tú bien (Salmo 122). Amén.

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