Taller de oración – 19

Tiempo de Oración

ANTES DE ORAR: Haz una primera lectura para ti mismo; si estás de acuerdo con el contenido oremos juntos y unánimes con voz audible.

Orando con el salmista: «Oh Dios, no guardes silencio; no calles, oh Dios, ni te estés quieto. Porque he aquí que rugen tus enemigos, y los que te aborrecen alzan cabeza» (Salmos 83:1,2 RV60).

         Padre amado, venimos ante ti como pueblo tuyo, unidos a Israel a través del Mesías y las promesas que fueron hechas a los padres, para rogarte que no guardes silencio en esta hora de oscuridad universal. Despierta, oh Dios, no te estés quieto; levántate, huyan de delante de ti todos tus enemigos [1].

         Porque se han levantado los impíos de la tierra contra tu pueblo. Las naciones se han vuelto vanas, y la soberbia del hombre le ha engañado para pensar que duermes y no les darás el pago.

         Señor, tus enemigos rugen, vociferan y levantan sus puños contra la justicia y la equidad de tu ley. Levantan su voz contra las promesas que hiciste a Abraham, Isaac y Jacob de darles la tierra de Canaán para poner allí tu nombre. Han pensado que saldrán inmunes de sus atropellos contra la promesa del Dios de Israel.

         Por eso, Señor, Dios de nuestra salvación: ¡Levántate! No guardes más silencio ante los que aborrecen tu causa. Despierta tu Espíritu sobre nosotros y vivifícanos. Tú que nos has hecho ver muchas angustias y males, volverás a darnos vida, y de nuevo nos levantarás de los abismos de la tierra [2].

         Padre de toda consolación, consuela a los afligidos de Sión.

Consuela y llena de esperanza a quienes han perdido sus familias y casas en el terremoto de Ecuador. Oh Dios, Señor nuestro, volvemos a ti nuestros ojos con anhelo. ¡Te anhelamos Señor! ¡Te buscamos Señor! ¡Despierta! ¡Despierta! Mira a Sión y escucha las voces que cada día la menosprecian.

         No guardes silencio, Señor. No calles, oh Dios de Abraham. No te estés quieto y haz sonar el shofar en Israel. Que la alabanza llene el templo. Que tu trono sea establecido en medio de ella; mientras extiendes tu mano y tu poder para hacer señales y prodigios en la tierra como en los días de antaño; entre voces de alegría y de alabanza del pueblo en fiesta [3].

         Señor, en ti esperamos en todo tiempo. Por qué han de decir los que te aborrecen: ¿dónde está su Dios? [4]. Guarda a Israel. Envíanos al Rey de todas las naciones [5], y no estés más tiempo callado. Amén.

Notas:

[1] – Salmos 68:1

[2] – Salmos 71:20

[3] – Salmos 42:4

[4] – Salmos 42:3

[5] – Jeremías 10:7, 10 y Apocalipsis 15:4

 

 

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